Muchas
veces se piensa que una madre soltera tiene todo el apoyo del mundo, y otras
tantas se cree que el padre deja a un lado a la madre. Pero no es tan frecuente
escuchar comentarios sobre los hijos de estos padres.
En
México según un estudio impulsado por la cámara de diputados se revelo que de
las 55 millones de madres de familia 5 millones son madres solteras. Muchas de
estas madres solteras se declaran viudas o divorciadas y a cargo de sus hijos.
De
igual manera la violencia familiar es un problema grande, la Inegi dice:
“La violencia familiar se reconoce hoy como un
problema de salud pública, de derechos humanos, de justicia social y como un
delito; además se acepta que se trata de un problema de gran magnitud que
incluye la violencia psicológica, física, sexual y económica. “
¿Qué
tiene de diferente un niño criado por una mama y papa a la vez que uno que
tiene a sus 2 papas? ¿Cuál es el efecto en un niño que ve a sus padres
discutir?
Según
la Maestra Silvia Jazmín Gonzales Hernández licenciada en Puericultura y
directora de una Estancia infantil afirma que el desarrollo de un niño bajo
estas condiciones depende de cómo lo maneje la mamá.
Silvia
afirma que la educación y el desarrollo de los niños se ven afectado si las madres
llevan ciertas conductas. Independientemente
de que el padre este o no el daño a los niños se puede crear por el hecho de
mentir.
“es normal que la mamá diga que el papá ya se fue a trabajar, o que le diga que un día va a regresar y esto genera confusión en el niño. Lo mejor es decir la verdad aun cuando parezca que el niño no lo entiende” dice Silvia
Otro
tema que influye en los niños son los padres conflictivos. Aquellos que tienen
discusiones y agresiones frente a ellos pero que ignoran su presencia,
posiblemente por falta de consideración y de conciencia pero esto traen
consecuencias que llevan a los niños a pensar cosas inimaginables.
Según
Silvia el niño integra todas las actitudes que los padres realizan. “en mi
Estancia nosotros sabemos de qué tipo de familia vienen porque tenemos un
espacio con una mesita, una sillita y cosas en pequeño para ellos. Según ellos
actúen con sus cosas ya sea que las traten bien o que imiten agresiones” dijo
Silvia.
Entender
como criar a los hijos no es fácil pues no existe un manual de cómo desarrollar
a tus hijos y algo semejante le paso a Laura y Ana, dos personas muy distintas
quienes dejan ver el lado de una madre soltera y una hija de padres
conflictivos.
Laura
es madre de sus 2 hijos y Ana ha crecido en una familia muy poco convencional
donde su mama y su papa ni siquiera se dirigen la palabra. Ellas comparten su
historia porque parece increíble hasta qué punto te pueden llevar estas 2
situaciones distintas.
Laura
a sus 21 años estuvo casada y tuvo a sus 2 hijos, pero al poco tiempo se divorció
de su esposo de quien no sabe más ahora. Su vida comenzó a girar completamente
ante sus hijos y transformo su rutina para poder ofrecerles lo que ella cree
mejor.
Ella
paso de tener un hogar propio a vivir con sus padres y hermanos pero llevándose
a sus 2 hijos. De manera casi
instantánea tuvo que acoplarse y hacer los 2 roles de papá y mamá.
Las
complicaciones que tuvo al comienzo fueron las más básicas como el trabajar
para mantener a sus hijos pero lo más difícil fue tratar con su hija mayor quien quedo impactada con esta
separación.
Su
hija quien al menos vivió 2 años con su padre y paso de ser una niña alegre a
ser introvertida. Laura dice que antes
de la separación su hija no tenía problemas para relacionarse con la gente pero
que después de la separación comenzó tener miedos, dejo de convivir con la
gente y temía un poco a las nuevas amistades o personas que ella conocía.
Laura
piensa que su hija tiene miedo a la gente mayor posiblemente por la separación
de ella y su expareja. No así con su
hijo pues su hijo no conoció bien a su
papa, su hijo tiene aun 1 año y por tanto no había relación entre ellos.
La
opinión de Silvia sobre la hija de Laura es que posiblemente el miedo a los
mayores sea por algún trato o alguna acción violenta contra su madre. Ella dice
que debe ponerse atención a estos casos y que si se prolongan por meses es
mejor consultar ayuda profesional.
Laura
como mamá se enfrentó a estas dificultades luego de su divorcio pero Ana tuvo
una historia distinta.
Cuando
Ana aun no rebasaba los 10 años vio que su familia sufrió un cambio, más
precisamente su padre y su madre.
Su
familia era complicada pues su papa tenia peleas con su mama en las que
llegaban desde insultos a empujones.
Luego
de muchas peleas, Ana llego a considerarlas normales pero pronto descubrió
que su padre le era infiel a su mama y
Ana llego a verlo de muy cerca.
No
tardo mucho tiempo para que a su temprana edad Ana supiera que su papa era la
parte mala de la familia y más tras
haber visto empujones, gritos y algunos golpes ella sabía que su padre era quien tenía un
problema.
A
pesar de esto su mama todavía esperaba que sus hijos crecieran con respeto a él,
porque él es su padre. Tal vez Ana era aún muy pequeña pero al crecer
comprendió a lo que su madre se refería.
Laura
trato de recuperar un poco de su vida y por eso entro a estudiar una carrera,
su ocupación era estudiar por las mañanas y trabajar por las tardes dejándole
poco tiempo para tratar a sus hijos.
Muchas
personas incluyendo a su madre comenzaron a comentar sobre sus decisiones.
Principalmente la gente criticó que Laura no pasaba tiempo con sus hijos por
estar trabajando y estudiando al mismo tiempo y estos comentarios hacían sentir
mal a Laura.
La
mama de Laura incluso le decía que no era una buena madre pues ella descuidaba
a sus hijos, esto provoco que Laura pensara bien en la rutina que mantenía y si
valía la pena estudiar y trabajar para poder mantenerlos.
La
situación iba empeorando pues si hija tenía dificultades para acercarse a las
personas adultas y su timidez se estaba volviendo un problema serio. Cada vez
que alguien llegaba a su casa la hija de Laura se escondía, no quería ver a
nadie y Laura notaba que su hija estaba algo distante.
Las
cosas estaban empeorando y parecía que Laura debía abandonar sus estudios para
tratar a sus hijos pues su exesposo
estaba lejos de ella y no contaba con su ayuda.
Por
otro lado al pasar el tiempo las cosas empeoraron en la casa de Ana hasta el
punto en que su familia estaba completamente dispersa. Cada quien hacia lo que
quería y los comentarios de la gente criticaban a su madre. Comentarios que
cuestionaban por qué su madre seguía con su padre si él le era infiel.
Ana
tenía una buena relación con su padre a pesar de saber lo que él hacía a su
madre, no así sus hermanos quienes ni siquiera lo llamaban papá.
Su
padre a veces tenía que trabajar lejos y podría durar meses sin verlo pero
cuando el regresaba pasaban tiempo juntos. Solos él y ella, a su madre no le
parecía mal y ni siquiera comentaba al respecto.
Ana
creció pero no como cualquier niña, cansada de los problemas de su casa a los 11 años tomo un vidrio y corto su mano.
Dejo una herida en su mano y se dio cuenta que le hacía sentir bien sentir ese
dolor.
Ana
comenzó a estar enojada por cualquier motivo y no existía una razón para que
ella estuviera de buen humor. Seguía haciéndose daño solo por este sentimiento
de enojo y de ira el cual no sabía de dónde provenía.
Muy
en el interior Ana pensaba en hacerse daño para que los demás sintieran culpa
pero este daño solo tenía un límite, y a su corta edad de 13 años se le ocurrió
probar con el suicidio.
Ana
intento varias veces suicidarse y ni siquiera tenía 15 años. Según Silvia esta
podría ser la manera en que ella trataba de recuperar a su familia, trataba de
ganar atención para no sentirse mal.
Hasta
cierto punto Laura como madre dio todo por sus hijos, sacrifico salidas con
amigos, fiestas y alguno que otro lujo o gusto que quería y para ella no había
problema pero sus hijos estaban creciendo con sus padres, Laura se preguntaba ¿Qué
tal si sus hijos la llamaran Laura en lugar de mama y que llamaran a sus
abuelos papás?
Silvia
dice que los roles de padre y madre nunca se perderán si los padres de familia
enseñan a sus hijos con la verdad. Esto se logra hablando con los hijos y
diciéndoles de manera amigable quien es mamá y quien es abuela. De esta manera no existe ningún impedimento
para que los padres dejen a sus hijos al cuidado de sus abuelos.
La
pregunta hacia reflexionar a Laura pues su hija estaba algo deprimida. El solo
nombre de su padre le hacía intentar ocultarse porque tenía miedo. Laura dijo
“creo que el que le hablaran de su padre le hacía daño”
Su madre seguía haciéndole comentarios
hirientes, no sentía mucho apoyo en la decisión de estudiar y trabajar. Su
madre quería que Laura se quedara con sus hijos en lugar de estudiar, al fin y
al cabo ya estaban ellos allí y su carrera necesitaba otros 4 años.
Para
fortuna de Laura las cosas comenzaron a
cambiar cuando su hija entro a una guardería, en poco tiempo su hija comenzó a
dejar esa depresión y empezó a recuperar su manera de ser alegre. Su hija tenía
poco de ir a la guardería pero ahora se relacionaba mejor con los mayores y
perdió la timidez.
“en
una estancia nosotros enseñamos valores cívico y éticos pero sobre todo
enseñamos lo que es el amor. Enseñamos a los niños a dar cariño, a
relacionarse, a crear vínculos con quienes están a su alrededor y esto lo
comentamos a los padres de familia para que sepan y puedan continuar con esta
educación” dice Silvia.
Para
Laura fue un alivio que su problema se fuera resolviendo, la guardería estaba
ayudándole a su hija y a ella al mismo tiempo pues su relación se fue
estrechando y Laura poco a poco se dio cuenta que estaba siendo responsable con
sus hijos.
De
buenas a primeras Laura estaba tranquila, tenía un buen trabajo y siguió
adelante en su carrera. Sus hijos están tranquilos, sus abuelos les educan de
la misma manera que lo hace Laura y además ahora la apoyan En sus decisiones.
Podría
parecer un final de cuento de hadas pero es solo el comienzo para ella, aún le
queda una vida que recorrer con ellos pero en estos momentos Laura asegura
tener calma total y paz.
Laura dijo lo siguiente:
“a veces se siente feo no salir a fiestas porque tienes a tus hijos, pero pasa que te diviertes más con ellos, jugando , abrazándolos y en un momento entiendes que lo mejor es quedarte con ellos ,no por obligación pero si porque con ellos te la pasas mucho mejor.”
Laura
ahora está completamente tranquila y tras haberse enfrentado a un punto donde
todo estaba desecho logro salir adelante.
Ana
ya había intentado suicidarse, tenía problemas con el alimento pues dejaba de
comer. Su casa no tenía orden y ella era la única que hacia contacto con su
madre y su padre. Fueron las malas
acciones de ambos lo que la orillaron a tomar pastillas con las cuales se perdía
en su inconsciente y sus desmayos por horas.
“los niños aprenden lo que está bien y lo que está mal desde los tres años, entonces toda acción que los padres hagan el niño la va a asimilar pero él y sabrá si está bien o está mal. Todo depende de cómo eduquen a los niños los padres” comenta Silvia
Ana dijo “lo único que quería era no estar, a
veces tomaba las pastillas y me hacía sentir bien que no sabría lo que pasaría
en las siguientes horas. Una vez me desperté en una banca en una plaza sin
saber cómo llegue”.
Su
madre la acerco a un psicólogo y este fue el comienzo de una solución al
problema.
Ana
no tenía la culpa, según el psicólogo la culpa era de su madre por dejarle ver
todos los pleitos. Ana quería suicidarse porque así todos los demás sentirían
culpa y más aún su madre y su padre quienes eran los responsables de su
actitud.
No
comer no era la enfermedad de la anorexia, era una manera lenta pero segura de
morir, era una manera de hacerse notar ante sus padres, era poner un problema
muy grande para que sus padres ya no tuvieran los suyos.
“no
es tanto el psicólogo, ni aunque vayas con el mejor, podrás ir un año, seis
meses, o dos veces a la semana y él puede ser el mejor, puede decirte las
mejores cosas, puede tener las mejores técnicas o haber estudiado en donde sea.
Pero si tu no quieres o tú no tienes la disposición ni el anhelo, no va a
servir de nada”.
Tuvieron
que pasar varios años, hasta que Ana cumplió 19 para que ella decidiera
cambiar. Sus padres no tienen ningún contacto pero aún viven en la misma casa.
Su madre y su padre dejaron de pelear y
esto calmo a Ana.
Ella
decidió que si sus padres estaban o no juntos era su problema, pero si los
quiere a ambos.
Ana
habla con su padre, platica con el sobre su escuela. Su relación se ha
fortalecido porque él está apoyando a Ana en su carrera de Medicina. Su madre
la apoya de igual manera y busca separarse de su esposo.
Ana
cree que la ayuda psicológica, la disposición de sus padres para sobrellevar
sus diferencias y que ella misma quiso cambiar son las razones por las que supero ese trauma de querer morir.
Hoy
a sus 19 años de edad sabe que ha cambiado y tiene muchas ganas de seguir
viviendo.
Los
padres tienen el papel más importante en la vida de las personas y estos deben
aprender que cuando tiene hijos como Laura las cosas pueden tornarse muy duras
y en ciertos puntos parecerá no haber solución, pero si los padres se dan por vencidos o descuidan
su relación con sus hijos pueden acabar generando estos problemas que Ana
padeció.
Las
acciones de los padres de Ana llegaron poco después de cuando debieron, Ana ya
tiene un daño que se quedara en recuerdos de una mala época. En estos momentos
Ana está en mejor forma y con muchas ganas de seguir adelante.
Criar
un hijo no es una tarea sencilla y como todas las cosas puede tener
complicaciones. Pero la ayuda profesional y la perseverancia de uno mismo
resulta ser una muy buen arma contra la adversidad.
Laura
y Ana decidieron seguir adelante pero habrá quien se rinda ante estos
problemas. El apoyo moral a personas con estos problemas puede ayudar a las
personas a no darse por vencidas.
Los padres no deberían de darse por vencidos
porque como dice el dicho “de tal palo, tal astilla”.